domingo, 23 de septiembre de 2007

Expresiones

Si un extraterrestre encontrase un diccionario de la Real Academia Española y lo estudiase al pie de la letra, podría quizá intentar viajar al planeta tierra e investigar un poco más a la humanidad de habla hispana. Él cruzaría confiado la galaxia y probablemente practicaría una que otra palabra en su trayecto interestelar. Aterrizaría en un país costero, muy cerca del mar como para esconder la nave bajo la masa de agua y se intentaría acoplar a su objeto de estudio adoptando forma humana. Se cruzaría inmediatamente con una persona a la que llamaría entusiasmado, confiado de poder poner en práctica su recientemente adquirida capacidad de habla. Le diría “hola” y recibiría como respuesta “Habla causa ¿qué novelas?” Este pariente de E.T. volvería resignado y confundido a su nave para despegar en búsqueda del planeta en el que se habla el idioma del que leyó en el diccionario. ¡Qué dilema!

Las pequeñas diferencias en cuanto al uso de algunas palabras en puntos geográficos diferentes se conoce como dialectos. Dentro de estos mismos pueblos o ciudades hay otra variante idiomática que cambia de acuerdo los estratos o grupos a los que pertenecen las personas, los sociolectos. Así pues tenemos que las jergas pertenecen al primer grupo y se pueden dividir en sub-jergas que pertenecen al segundo. Pobre extraterrestre no tuvo peor suerte que aterrizar en un país tan confuso como el Perú. Hay palabras que utilizamos diariamente y que podemos intuir de dónde provienen. Jergas como “calato” (originaria del idioma Runa simi/Quechua) o “rosquete” (alusivo al orificio extremadamente dilatado entre la comunidad homosexual) son entendibles y no causan mayor confusión a un foráneo cuando se les explica.

Volvamos al caso del desafortunado extraterrestre del primer párrafo ¿Cómo le explicamos algo que nosotros mismos no entendemos? ¿Qué tiene una persona que lo asemeje a una “causa”? Si nos remontamos al origen de la causa llegaríamos a la época de la independencia del Perú. Las tropas no tenían qué comer y San Martín pidió al pueblo en el que se encontraba que alimentasen a su ejercito libertador. Este pueblo, conmovido por las razones de fondo, juntó todo lo que tenía (principalmente papa) y logró crear este plato típico de la culinaria peruana. El encargado de la misión “llenar panzas” llegó donde el general y le dijo “por la causa”. Ahora ¿tenemos cara de libertadores todos los peruanos? Me parece extremadamente inquietante como se nos hace tan natural que nos llamen así, no me imagino llegando donde un amigo y diciéndole “habla papa a la huancaína”. Ya cuando se dice “habla cuñado”, el receptor del saludo debería comenzar a preguntarse qué ha estado haciendo su hermana últimamente, sin embargo deja que la frase pase como pasan muchas otras diariamente. No sé ustedes, pero a mí sí me interesa saber en que anda mi hermana.

No nos conformamos con palabras, no, el intelecto peruano es tan inrejable que adentramos en el mundo de la creación verbal e incurrimos en la fabricación de frases. No puede dejar de sorprenderme la naturalidad con la que pedimos compañía con la frase “hazme la taba”. Descuarticemos esto para ver si lo entendemos mejor. “Taba” alude a la marca peruana “Bata”. Es que es de gran normalidad que en nuestra sociedad se volteen las palabras para salir de la rutina; pon-ja, ta-cuen, ño-ba, etc. (por citar unos ejemplos). Entonces “confeccióname el zapato” significa “acompáñame” ¡locura! ¿Cuándo se tergiversó así el lenguaje? No me cuestiono en son de queja, pero es que quisiera saber por qué digo lo que digo. Si me quiero amarrar el zapato y tengo un libro en la mano, no le diría a mi hermana “brasiere” en vez de “sostén” para que me sostenga los libros ¿o ya se puso de moda eso?

Cuando las palabras las adaptamos de otros idiomas, como quien copia un examen a la distancia y sólo entiende lo que cree entender, es muy simple la cosa. Puedo pues entender cómo a un guardián se le dice “guachimán” (del inglés “Watchman”: hombre que vigila), Popeye a una caricatura (del inglés Pop eye: ojo tuerto), burguesía (del francés bourgeoisie) y revolución (del libro de Carl Marx significando re-evolución), esta última sí que la entendimos mal. Pero aplicando este método, la palabra “cachar” (tener relaciones sexuales) ¿vendrá del inglés “catch”? ¿Significará en realidad “la atrapé”? Desconozco (mayormente, jaja) el origen del uso de este término, pero lo que más me resume la cantidad de artimañas que los hombres aplican para poder llegar a la encarnación de la palabra misma, me sugiere con fuerza que estamos tras una “atrapada”. No creo que este sea el origen pero “cachar” (atrapar) así cobra algún sentido.

También veo la relación entre las palabras; chupar-tomar (es que el alcohol en el Perú lo absorbemos como un bebé a una mamadera) y bomba-borrachera (porque al día siguiente es como si algo en ti explotó la noche anterior) pero y “chela” ¿qué? Si tuviese que inventar alguna relación directa, diría que alguna vez en la historia existió una famosísima modelo de cervezas llamada Chela, la primera sin duda en ponerse un Bikini en las propagandas de Cristal. Chela robó el aliento de más de un peruano a tal punto que todos corrían al bar más cercano en busca del estado de ebriedad más pronto, como para poder escapar de la realidad en la que vivían y encontrarse con Chela al otro lado ¿me creen?

Una mujer ya no es considerada guapa, es; “cuero”, “churra”, “rica” (este lo entiendo, lo comparto y repito como si fuese papa frita). Con respecto a los hombres estas palabras se masculinizan y se encuentran en un conjunto al que también pertenece el término “piedra” ¿Cuándo una piedra pasó a representar facciones masculinas atractivas? ¿Qué tiene que ver un pedazo de cuero con una silueteante dama que puede hacerte hasta chocar tu carro por culpa de la raja de su falda? Camino por la avenida Larco, paro en el Manolo´s y no veo cómo un “churro” puede ser un hombre. Sin embargo me llama al teléfono una amiga y me dice: ¿”churro” cómo estás? (no porque lo sea pero en una situación de cariño amical).

Cuando comencé esta entrada pensé que podría, con un poco de suerte, investigar y encontrar ligaciones entre lo que decimos y lo que queremos expresar. Excedo mi usual número de párrafos y me encuentro en el mismo lugar de la encrucijada en que estaba cuando partí en mi aventura. A diferencia de mi amigo el extraterrestre yo sí conozco el significado de las jergas peruanas. No sé la razón por las cuales usamos las palabras que usamos, ni porque cada día aparece una nueva sin procedente alguno, “witch” por ejemplo. Es que si aparecen palabras es básicamente porque alguien las esta inventando, pero ¿quién? Un profesor de redacción me enseñó a evitar el uso de preguntas retóricas en un texto informativo. Lo único que podría decirle a él es que este texto nació con la intención de informar, pero que terminó siendo una enorme bola de nieve de preguntas irrespondibles. “Ahí nos vidrios”.