lunes, 12 de noviembre de 2012

RETOMADAS

Tenía dudas sobre si existía o no la palabra "retomadas". Y es que este blog, desde que lo inicié, había siempre tenido como flamante titular un sustantivo en plural. Para los que no recuerdan las clases de lenguaje del colegio, las palabras "sustantivo" y "plural" les están generando un vacío en el comprendimiento de este párrafo; algo así como lo que entenderían de un libro sobre cómo volar, escrito por un pájaro. Pero la verdad es que no podría encontrar mejor título, ya que lo que planeo es tomar las riendas de lo que en un principio me emocionó construir y que luego, con los años, tomó un aspecto de casa abandonada.

La verdad es que no es el mismo pajero mental el que masturba las ideas de hoy. Los años, aunque sean sólo 4, no pasaron sin dibujarme algo en la cabeza. Aprendí sobre los temas que ya había expuesto, tumbé ideas que yo pensaba eran pilares de concreto de mi idiosincracia y talé algunas pasiones para, sobre sus restos, tratar de sembrar nuevas. Todo esto hace un poco más complejo mi semén conceptual. Tengo, creo yo, unas ideas que nadan un poco más rápido, con mejor dirección y con más probabilidades de entrar en contacto con el óvulo de su concretación (esta última palabra sí que no existe, pero suena bien ¿no?).

Hoy (en realidad hace 10 meses) cambié la comodidad de Lima por la incertidumbre de Montañita. Mis sonidos ambientales pasaron de bocinas de autos a reggaetones mezclados con música electrónica. La variedad de opciones ofrecidas por los supermercados de la urbe fue mermada, porcentualmente, hasta llegar a 4 tipos de chocolates y una marca de pan de molde. La vida se volvió más lenta, menos analizada y más propia. Creció el pajero, pero su espacio se redujo; como cuando pones más agua dentro de una botella y el contenido crece, pero el aire tiene cada vez menos lugar dentro.

Todo esto lo explico un poco para pintar el panorama que va a alimentar las eyaculaciones ideológicas que a partir de ahora expulse este blog; como para que no se manche la cara la gente de formas que no entienda. Hoy, a raíz de vivir al ritmo lento de un pueblo, soy mucho más intolerante que antes, como si eso fuese posible. Tengo el ego mucho más levantado y la pancita un poco menos tonificada (vamos, no iba a tener estómago de niño toda la vida). Soy resultado de algunos años de fiesta, otros de deporte, muchos años de estudio y alguna frustración amorosa por ahí.

Entonces, retomando el retomar, planeo escribir semanalmente sobre un tema, evocando el plan de antaño, para ver si lo pajeo lo suficiente como para no orgasmar solo, cuando expulse el resultado de su auto-coito mental. Quiero recuperar las explosiones de ideas en forma de espermatozoide que antes expulsaba sin reparos, sin bloqueos sociales ni trabas de ningún tipo. Hoy tengo mucho más que soltar, mejor capacidad de masturbar las cosas y menos verguenza de hacerlo en público. Muchos sabrán que la verguenza nunca fue un problema para mí, pero hoy es una palabra que ha salido de mi diccionario; como para que entiendan a dónde voy con esto.

Los invito a retomar, si en algún momento me leyeron, la lectura de este blog. Llamo a mi madre, mi fan número 1; a mi hermana, mi crítica número 1 y a mí mismo, mi principal lector. Demos placer a nuestras cabezas mientras desnudamos algunas ideas propias, las vemos erectarse y las obligamos a escupir lo que muchos pueden saber que está dentro de ellas, pero que nadie llega a entender del todo hasta que otro lo termina usando como elemento de embarre conceptual.