domingo, 13 de enero de 2013

INTERPRETACIONES

A mí me quedó totalmente claro que el esquema de comunicación de EMISOR-RECEPTOR-MEDIO-MENSAJE que utilizaban los Nazis para convencer a la gente de algunas cosas, quedó atrás. La Teoría comunicativa de la Aguja Hipodérmica sugería que el mensaje se le inyectaba a la sociedad y que ésta lo asumía tal cual el emisor lo había deseado. Me estoy poniendo teórico, lo sé. Por otro lado, la Teoría Crítica dice que el receptor no es un sujeto pasivo y que tiene una matriz intelectual que le permite recibir y utilizar el mensaje como mejor le parezca. ¿Por qué me pongo así de técnico? Ya les explico.

Quedó claro hace muchos años que el receptor hace con el mensaje lo que más se le antoje, que el emisor tiene poca chance de que su mensaje se interprete TAL CUAL él lo quiere. Sin embargo, cuando publiqué una foto de un culo con la fecha del próximo campeonato Reef que se va a dar en Montañita, donde vivo, todos entendieron el asunto como yo lo había intencionado. Hace algunos días que la gente pedía la fecha, así que la subí. ¿Por qué en una foto que tiene un culo? Porque la imagen corporativa de Reef está relacionada fuertemente al tema del trasero femenino. Eso, señoras y señores, escapa de mí. Si tienen quejas, háganlas con Reef.

Regresando al asunto en particular, NADIE comentó la foto de forma vulgar. Era tal la curiosidad con respecto a la fecha que, de los 70 comentarios que hay hasta el momento, nadie dijo algo como “ese culo está rico”. Todo lo contrario, llovieron comentarios de gente que juraba iba a planear el viaje con sus amigos, que agradecían la publicación de la data, etc. El trasero tomó un segundo plano ante la fecha; justo como yo lo había planeado. Sólo una mujer lo sintió denigrante y, como buena mujer, se quejó.

Recuerdo haber tenido una amiga en Perú, una mujer de color, que trabajaba duramente el tema del racismo. Tal era su convicción de que existía racismo por todos lados que, de tanto buscarlo, eventualmente lo encontraba. La verdad es que no existía tal cantidad de gente racista como ella imaginaba, pero tantas eran sus ganas que llegaba siempre a deducir la acción de alguien hacia ella como una respuesta racista. Incluso una mirada coqueta, intento de acercamiento, podía parecerle un acto despectivo. Era muy difícil estar cerca de ella, me alteraba su forma de interpretar el mundo como hostil. A veces me daban ganas de decirle: "Carajo, no te mira feo. Te está coqueteando".

Entonces, lo que yo entiendo de este caso de la foto de Reef es que me he topado con una chica que, aparentemente, tiene muy clavado el tema del uso de la mujer como objeto publicitario. Una de esas feministas que defienden lo indefendible en terrenos donde ni siquiera hay guerra. Alguien que quiere reivindicar algo que no necesita reivindicación. Tanto alucina la objetivación que la termina creando y, como resultado, encontrando. Le repito al lector que no hubo un comentario con respecto al riquísimo poto de la modelo de la foto. Entonces, lo que yo entiendo es que todos recibieron mi mensaje junto con mi intención. 

La interpretación que la chica le dio, por ende, no estaba en la imagen, sino en su cabeza. Y es que si uno se esfuerza mucho en encontrar unicornios, eventualmente aparece uno, directo desde la canasta con oro del otro lado del arcoíris, montado por una hada y acompañado por todos los Niños Perdidos del mundo de Nunca Jamás.