sábado, 5 de octubre de 2013

INTELIGENTES

No hace mucho, una periodista de espectáculo declaró que los que formábamos parte de los programas juveniles eramos unos buenos para nada. Esta idea de falta de capacidades ya había sido mencionada por otras personas, y muchas más se subieron al carro para apoyar el concepto presentado. Y es que, aparentemente, el que algunos no sepan responder preguntas numéricas o de razonamiento verbal, nos hace a todos TARADOS. 

Y de este grupo de BRUTOS, salieron distintos proyectos que, la crítica mediática, que en el Perú es más grande que cualquier hinchada de fútbol mundial, devoró como tiburón a bolsa de sangre. Claro, es que cómo era posible que estos seres, de muy poca inteligencia, salgan a vender souvenirs, montar restaurantes, abrir circos y, ahora último, publicar libros. Aparentemente, para redactar y empastar una obra escrita, es indispensable tener formación literaria. Siguiendo esta lógica, El diario de Ana Frank y muchos textos de renombre serían descartados porque sus creadores no tienen la preparación adecuada.

De todo esto, deduzco que lo que la gente "ilustrada" considera inteligencia, queda reducido únicamente al plano lingüístico y matemático. Todas las demás capacidades, sin importar sus niveles, son habilidades que no hacen que una persona sea inteligente. Pues es ahí que los "conocedores" pecan de ignorantes. Curioso, porque tengo entendido que sería una ignorancia dentro del campo de la lengua, en el que se sienten tremendamente sabios. ¿Los ilustro?

Un par de meses atrás, durante una prueba de conocimiento general, se me preguntó el número de los discípulos de Jesús. Yo, que no soy para nada una persona religiosa, disparé una cifra que no era la correcta. Al día siguiente mi nombre apareció en un medio local, siendo resaltado por mi "ineptitud e ignorancia". Pues qué culpa tengo yo de tener una formación científica con respecto a la creación de la tierra. Que me pregunten del Big Bang, de Pangea, de la evolución de las especies y la mutación de la vida desde pequeños organismos. No, no recuerdo el tercer mandamiento, pero sí sé cómo pararme de manos durante un minuto. ¿Me volví loco? ¿No tiene que ver una cosa con la otra? Es ahí donde se vuelven a equivocar.

Si ustedes me consideran bruto por no saber cuáles son los pecados capitales, yo estoy en todo mi derecho de considerarlos brutos también por no poder hacer un aspa del molino. ¿Por qué? Pues porque mi capacidad de conocimiento memorístico de conceptos forma parte de la inteligencia lingüística, mientras que la facilidad para dominar mi cuerpo entra dentro de lo que se conoce como inteligencia corporal. Así es, ambas son inteligencias distintas. Entonces, si César Hildebrandt no puede pararse de manos, ¿lo llamo bruto? A ver, ¿quién es el primero que se lo dice?

Quedémonos un rato en la llamada inteligencia corporal. Durante mi época de capoeirista, debido a mi entrenamiento y la facilidad que siempre tuve para los deportes, llegué a hacer cosas que mucha gente, con más tiempo de entrenamiento, jamás pudo hacer. Entonces ¿los llamé brutos? El hecho que no se muevan igual que yo no los hace tontos, para nada. Estoy seguro que en campos interpersonales, numéricos y verbales, ellos eran mejores que yo. Sus inteligencias eran distintas a las mías, pero no inferiores. Es ahí donde radica el problema. Todos se sienten superiores cuando saben algo que otro puede no saber. Yo creo que tendrían que considerar que esa otra persona tiene una capacidad que podría ser espectacular, en otra área.

Incluso los que se sienten bien dentro de la inteligencia lingüística, los primeros en disparar críticas con respecto al conocimiento verbal de los demás, los "periodistas" de los que hablé en el principio, tienen tremendas fallas dentro de su propio campo. Yo agarro la revista de la periodista que mencioné y la descompongo en faltas ortográficas, gramaticales, de sintaxis y ortografía, de la misma manera que un ladrón de autos desmantela un Toyota. ¿No se supone que este personaje de la farándula, inferior en áreas de "intelectualidad", no debería poder hacer esto con una publicación de renombre? 

El libro que me trajo a esta reflexión, publicado por otro miembro del conjunto de los "buenos para nada", cumple totalmente con su cometido. A esta persona le pedían consejos diarios vía las redes sociales. Ella sintió una necesidad en el mercado de sus seguidores personales, la examinó y la sació. Le dio a la gente lo que pedía, tradujo sus ideas, las plasmó y dejó en un texto (bien redactado, separado y explicado). Tan es así que encuentro menos errores de escritura ahí que en la revista que antes mencioné. Me pregunto entonces, ¿si el libro cumple con su objetivo, no es acaso un éxito? La idea es llegar a la meta que se trazó el autor, y me parece que este ejemplar lo logra. Digan lo que digan, muchos de los que se quejan son sólo personas que se sienten más capacitadas para escribir una obra, pero tienen menos pelotas para hacerlo. Sí, dinero también, a quién mentimos.

Hoy no aguanté más las ganas de enfrentarme a las críticas. Sé que en esta ocasión no se dirigieron a mí, pero no pienso esperar que así sea para dar mi punto de vista. Dejen en paz a la gente que trabaja, a los que intentan aventurarse en campos que les son nuevos y ajenos. Yo no critico al gordo que aparece en el gimnasio y no puede ni siquiera andar un minuto en la trotadora; por ende no espero que él me critique si no resuelvo una ecuación cuadrática. 

Cada uno tiene un espacio en el que brilla, dentro del cual se siente salmón en el río. Yo, hoy por hoy, me gano la vida colgado de cuerdas y lanzándome a piscinas frías mientras las cámaras graban cómo mis compañeros se ríen y pelean; pero el hecho que lo haga bien no significa que tenga limitado mi conocimiento al movimiento de mis extremidades. Soy inteligente, soy del grupo de "tarados" y, les cuento algo, veo gente inteligente dentro de ese conjunto también.

viernes, 4 de octubre de 2013

CABALLEROSIDADES

¿Quieren hablar de caballerosidad? Parece que el tema está en boca de todos y siento que no todos perciben que cada uno tiene una perspectiva un tanto distinta de lo que significa. Vamos por partes, como para tratar de que todos nos entendamos bajo el mismo marco. Si para algo soy bueno, es para explicar. Dense unos minutitos, estoy seguro que algo interesante van a encontrar aquí.

Muchas veces la gente usa términos y asume que todos van a entender lo mismo cuando los emplean. Si nos ponemos a hablar de "democracia" o "independencia", probablemente todos tengan definiciones distintas de lo que es cada cosa. Entonces, ¿cómo sabemos que estamos hablando de lo mismo si nadie se da el tiempo en definir lo que vendría a ser la base de la conversación? Yo tengo una idea muy particular de lo que es ser hombre/mujer. Síganme; poco a poco nos entenderemos mejor.

Antes, y estoy hablando de un par de siglos atrás, la mujer era considerada menos que el hombre. No se le permitía votar en elecciones, participar de altos mandos en empresas ni mucho menos formar parte activa de la sociedad. Eran consideradas inferiores al hombre y no se concebía la idea de que puedan tener igualdad de oportunidades. Su trabajo quedaba limitado a los quehaceres domésticos y familiares. Si me preguntan a mí, eso me resulta un asco. Por suerte, hoy en día es todo muy distinto.

Entonces, ser "caballero" era una forma de enfatizar el hecho que eran menos. Se les trataba como incapaces y por eso los hombres hacían todo por ellas. La caballerosidad era un yunque que las aplastaba, pero de manera elegante. Era más caballero el que trataba a la mujer como si fuese más inútil, haciendo más cosas por ella, tratándola como si no pudiese ella lograr nada por su cuenta. ¿Extraño, no?

Luego de la revolución femenina, la mujer adoptó un rol más activo en la sociedad. Y es que, científicamente, los hombres son sólo superiores a las mujeres en temas de desempeño físico; y eso está científicamente comprobado. El nivel de testosterona en nuestro cuerpo nos hace más capaces de desenvolvernos en actividades de exigencia muscular mejor que ellas. Claro, hay hombres y hay hombres, pero en general es así.

Van a escuchar a mucha gente decir que "la fuerza es inversamente proporcional a la inteligencia", pero eso no tiene fundamento científico. No hay investigación objetiva en el planeta que lo demuestre. Mucho menos hay nada que pruebe la teoría que muchos tienen de que los hombres son más inteligentes o que las mujeres son superiores en temas intelectuales. Bajo la perspectiva de la liberación femenina, y la que yo apoyo, somos todos iguales.

Las mujeres tienen los mismos derechos y deberes que los hombres. No es de machista ni de feminista decir que una mujer puede, tranquilamente, ser jefa de un hombre en un trabajo o que puede, en un caso particular, ser la más apta para desempeñarse en una posición. La época en la que las mujeres eran pétalos de rosa es justamente la época en la que se les consideraba débiles, incapaces de poder reaccionar ante nada. Hoy por hoy son fuertes, son seres dotados con mucha capacidad, son, a nivel intelectual, iguales que los hombres (mejores, en muchos casos).

En temas físicos, no hay discusión. No hay igualdad; el hombre es, en general, más fuerte. Sin embargo, a la hora de discutir y de debatir, los dos se encuentran bajo las mismas condiciones. No son "un hombre vs una mujer", todo lo contrario, es "una persona vs una persona". Para el intercambio verbal, el género no interesa. Pensar que la otra persona es débil y abstenerse por esto de la discusión, es tratarla como si fuese menos. Pregúntenle sino a las feministas al respecto; odian que las traten como menos. Si les toca discutir, pues discuten. ¿Hombre o mujer? A la hora de las grescas verbales no interesa.

Entonces, si un hombre discute con una mujer, no tiene por qué callarse nada; así como la mujer tampoco debe hacerlo. Tratarla "bonito", evitando la discusión, resulta un insulto para ella. Lo que la mujer merece es siempre tener el mismo lugar que el hombre. Yo tengo dos hermanas y a las dos las trato como si fuesen mis amigos. No hay nada que no puedan pensar ni discusión que no puedan afrontar por el simple hecho de ser mujeres. Todo lo contrario, son capaces de vivir todas las situaciones y, ¿saben qué? deben hacerlo. Son personas, no por ser mujeres se salvan ni pierden de nada.

Créanme, yo he pensado tanto sobre el tema de género que he llegado a una conclusión un tanto absurda sobre mi posición. El mundo es, lamentablemente, tremendamente machista. Son muchos los que aún creen en "el sexo débil" y que los "pétalos de rosa" sirven sólo para adornar la casa y quedarse en la cocina. A mí eso me genera repulsión. Yo creo en la igualdad, creo en la liberación de cadenas imaginarias y estoy a favor de que todos tengan los mismos derechos; pero eso conlleva a que tengamos también los mismos deberes y se enfrenten a las mismas discusiones. Si se dan cuenta, sueno más como un feminista.

¿No se debe discutir con una dama? ¡Qué absurdo! Si no discutes con ella la estás tratando como inferior, la estás insultando. ¿No puede acaso discutir? Genética e intelectualmente está tan preparada como cualquier macho para intercambiar diferencias verbales. El problema es que el machismo es tan común que incluso muchas mujeres lo adoptan como parte de su vida. Lo peor es que lo usan cuando les conviene y cuando no, lo evitan. O no han visto a las que reclaman igualdad de condiciones en todo aspecto de la vida pero salen con un amigo y esperan que les paguen todo, sólo porque son "mujeres". No hay lógica.

No es malo que la "gente" discuta, independiente de qué órgano tengan bajo la cintura. Todo lo contrario, a la hora de hablar somos todos iguales. La letra no entiende de prejuicios ni de costumbres antiguas. El verbo se conjuga igual cuando se trata de el pronombre "él" o "ella". ¿Damas? ¿Caballeros? A mí me gusta pensar que todos somos "personas" y que merecemos los mismos tratos. Por lo tanto, si alguien me dice algo, lo menos que merece es una respuesta.

Sé que much@s no van a estar de acuerdo con lo que escribí, pero si lo leen bien, es lo más lógico. En todo caso, podríamos hacer un Twitcam para discutirlo. A mí me interesan mucho los temas antropológicos. Comenten, estoy totalmente abierto a responder.