jueves, 1 de mayo de 2014

SOLTERAS

La voz de Tilsa y el soporte ideológico (si es que hay algo de eso ahí) de Las Vengadoras dice mucho más que “soy soltera y hago lo que quiero”. El tema refleja un curioso momento en el que el despecho cobró protagonismo y salió del clóset. Mientras que antes, hasta donde recuerdo haber oído, ser despechado significaba estar dolido y actuar de forma infantil y engreída; hoy, por el contrario, es digno de alarde e imitación.

Es curioso ver a todas las mujeres de un espacio nocturno soltar sus cabellos y desenfrenarse ante la canción de una sola estrofa. Saltan, se mueven como electrocutadas, gritan y entran en complicidad durante los minutos en que se repiten las mismas palabras. Son tan evidentes las ganas de hacer sentir que la soltería es mejor, que dejan entrever claramente que extrañan el noviazgo. Y es que el despecho no es más que el reflejo al fin de una relación que fue terminada desde el otro lado.

Antes decían: “Si terminaron contigo, ponte más linda”. Hoy sería algo así como: “Si terminaron contigo, vuélvete loca”. Mientras más escándalo hagas al pie de la letra, más estarás triunfando como reciente miembro  del Club de los Desparejados. Es un club en el que la mitad está enlistado en contra de su voluntad, pero que goza (o por lo menos quiere hacer notar que lo hace) regocijándose del título que tienen.

El despecho ya no es un defecto, todo lo contrario, es parte del camino común del fin de una pareja. Ya no es posible terminar en buenos términos y avanzar callados. Hoy, la finalización del contrato amoroso siempre deja a uno de los dos, casi por cláusula legal, dolido al punto de querer declarar al mundo que no lo está. Es decir, agazapa sus verdaderos sentimientos y sale a todas luces a gritar con la boca lo que el corazón no siente, rezando que el ruido retorne de chanfle y se vuelva realidad.

Si a mí me preguntan, creo que lo mejor es aceptar, distraer y seguir. De nada sirve hacer que todos se enteren que estás bien por fuera si por dentro el corazón implosiona y la verdad se come, de a poquitos, cada pedazo de salud mental que te va quedando. Aceptar el nuevo rumbo es abrirle la puerta a las infinitas posibilidades que la vida te tiene guardadas. La distracción implica dedicarte a las actividades que, por cuestiones de tiempo, tuviste relegadas al último minuto de tus días. Y seguir, pues seguir implica simplemente poner el siguiente pie adelante, y viceversa.

No te critico si bailas al son de las vengadoras, si quieres demostrar todo sin mostrar nada, si lloras cuando se te va el alcohol y entra la resaca. Este blog no es de auto ayuda, no soluciona nunca nada; lo que hace es simplemente recoger lo que se me ocurre y transmitirlo, como para ver si ustedes y yo pensamos parecido. No soy viejo, pero he aprendido con los (d)años que uno se conoce más a sí mismo cuando menos contacto tiene con otras personas. Quizá la soltería no sea una maldición, quizá sea una oportunidad de introspección, quizá sirva para dedicarse a uno, no sé, quizá.

Así que bájale el volumen al radio y súbele las ganas a tu vida. Aprovecha tus espacios recuperados para llenarlos, tú mismo, con actividades propias y sueños truncados. No busques gastar tu tiempo armando una campaña de marketing de una situación por la que no estás pasando. Sécate las lágrimas del “after party” y recoge tu vida de a pocos, levanta tus ilusiones del suelo y realmente haz lo que siempre has querido hacer. Quizá ahí, cuando estés comenzando a reemprender tus sueños, cuando tomes las riendas de todos los ámbitos de tu vida y tu fractura sentimental quede atrás, podrás realmente decir que estás soltera y haciendo lo que más quieres.